Soy Juan, y desde que empecé a dar mis primeros pasitos no he parado de hacer alguna de las mías.
Cuando tan solo tenía 6 años, un 31 de Diciembre, había viajado con mi mamá a Nepal, India para pasar las fiestas.
El lugar mostraba montañas muy elevadas, valles deliciosos, llanuras inmensas, y paisajes impresionantes. Había palacios y templos en los cuales se hacían importantes ceremonias. Grandes y extraños monumentos me sorprendieron e hicieron inolvidable ese momento.
Llegó el momento de regresar a casa y cuando estábamos esperando por nuestro avión en el aeropuerto, me quedé dormido. Cuando desperté, llamé gritando a mi mamá que al parecer había ido al toilette, y como mi madre no aparecía, salí del aeropuerto porque yo quería pasear en elefante. El paseo nos había quedado pendiente y yo no quería regresar a casa sin subir al animal de enorme trompa.
Seguramente todos los pasajeros ya habían subido al avión, pero yo seguía paseando por la ciudad y sin aparecer.
Pasaron los años y mi madre, de vuelta en casa, no sabía que yo me había convertido en un vagabundo que comía lo que encontraba en la India. En mi aventura conocí a un muchacho llamado Pearsonn quien tocaba una guitarra, y decidió unirse a mi viaje.
Un día Pearsonn me dijo:
—¿Te gustaría ir a cantar a una emisora de radio?
—¡Claro!—le respondí,pues éramos buenos cantantes, y para esa época pagaban muy bien a todo aquel que cantara una buena canción.
Así logramos ganar dinero y la repartirnos mitad cada uno. Seguimos nuestro camino, sin saber que semanas después esa canción sería la mas escuchada en todas las radios. No imaginamos que llegaríamos a ser tan famosos, hasta que un día, mientras caminábamos en una ciudad de la India, nos encontramos con una feria, donde había un concurso de canto y decidimos inscribirnos para ganar algo más de dinero. Cuando empezamos a cantar, el público reconoció nuestra voz rápidamente y empezaron a aplaudir y gritar.
Justo en ese momento mi mamá que paseaba por la India para recordar sus momentos conmigo de pequeño, me reconoció en el escenario.
—¡Juan!—gritó mi mamá—quien tenía pensado quedarse por el resto de su vida en ese exótico lugar para buscarme.
—¡Mamá!—le respondí en medio de lágrimas.
—¿Qué alegría encontrarnos!. Tenemos tanto por hablar y tenés una hermosa aventura por escuchar.
Desde ese momento mi mamá y yo vivimos sobre la calle Floripendia en India, donde se pueden encontrar flores carnívoras y varias cosas exóticas. Al haberme convertido en un cantante famoso, tengo el suficiente dinero para darle lo que mi madre necesita y así seguir viviendo de mi música y por que no, de vez en cuando pasear en algún elefante.
FIN
